Con los vinos de verdad no hay forma de emborracharse

Porque las 15 ó 20 personas que salíamos de la bodega, llevábamos 5 horas bebiendo casi sin interrupción; bien es verdad que habíamos comido algo y bien, pero la cantidad de vino trasegado había sido fabulosa.
Y ninguno de nosotros iba, no ya borracho, pero ni siquiera excitado; nadie se tambaleaba, nadie vacilaba al bajar a oscuras, en la noche la pedregosa cuesta que había que seguir hasta el sitio donde nos esperaban los autos. Íbamos contentos, optimistas, eso sí; pero ninguno de nosotros había pasado la linea que separa al bebedor del borracho.
¿Qué mejor elogio cabe hacer de la calidad de un vino?

JOAQUÍN BELDA. – VINOS DE ESPAÑA. 1929