En realidad 5, porque mi mujer no pudo beber dado su estado de embarazada, bueno aunque los probó todos, porque las embarazadas agudizan mucho los sentidos.
Pero si nos reunimos la otra noche en mi casa, a eso de las diez, con algunos amigos en plan de hacer una cata de buenos vinos, y pasar un buen rato en compañía. la cena o el picoteo más bien fue al estilo francés con fondiú de queso y también de carnes,(pollo, ternera y cerdo) acompañando con algún otro aperitivo. La verdad es que estaba muy bien esta fondiú o como se llame de quesos. pero lo que empezó con un vino en principio, acabó con cinco maravillas de la naturaleza.
El primero un Tempranillo – Monastrell «Lucía – 2005» de Marenas, que tras una buena oxigenación mostró su entereza, buenísimo.
El segundo un Naranjuez 2004, ni que decir tiene que diferente, pues de la zona más cálida de España nos vamos subiendo hacia Marchal cerca de Guadix(Granada) donde Antonio Vilchez hace sus vinos en su pequeña bodega. no recuerdo muy bien las variedades de este vino, pero todas en buena armonía.
A continuación por si fuera poco los comensales no tenían suficiente, y como ívamos aumentando la complejidad, nos fuimos hacia el Priorato, dode nos bebimos un Clos Severí, de la bodega Mas Garrian, 2003. Un poco más complejo pero que cuando dimos tiempo lo disfrutamos mientras dábamos paso a un momento de seria conversación.
Luego continuamos con un lujo de vino, el «Semper Fidelis – 2002» de Marenas también, por eso del anfitrión, y aquí el goze fue extremo; Tempranillo, Syrah y Monastrell en una mezcla increible y una cosecha inolvidable. Fue la segunda cosecha que elaboraba Marenas, y a pesar de ser viñedos en aquel momento jóvenes (3 años) el vino resultante se puede disfrutar 7 años después en su máxima expresión, eso sí quién tenga botellas de este vino , que por lo que sé, solo quedan en «El Velero» en Tossa de Mar (Gerona), y en el hotel rural «Minerva» en Zuheros (Córdoba). Las 5100 botellas de esta cosecha se vendieron muy rápido y la verdad es que quién entendió el vino guardó algo por el futuro.
Pero claro, todavía había noche y los últimos momentos fueron acompañados de la Alpujarra, pues nos fuimos otra vez a Granada concretamente a La bodega Baranco Oscuro en Cádiar, donde degustamos uno de los vinos que se elabora a mayor altitud de europa, el «1368» que se llama así por la altitud a la que está. Desde luego casi podemos decir, si no fuera porque éramos conscientes de que estábamos en Montilla, que estábamos mascando Alpujarra, tierra de allí, clima, todo eso estaba en el vino, pero claro, eso ya lo tuve que explicar porque para entender algunos vinos hay que ir al lugar de donde nacen, conocer a los viticultores, estrechar sus manos y sentir las durezas que nos transmiten sabiduría, es auténtico terruño, del que disfrutamos enormemente, y pusimos colofón, a las tres y media de la madrugada.
Una Cata irrepetible e inmejorable y que seguro sería la envidia de muchos amantes de los buenos vinos, si de esos que cuando uno bebe y bebe, nunca acaba mal, sino al contrario, feliz, optimista, con un buen recuerdo del momento vivido. no los conocéis?
SON LOS VINOS NATURALES