Viñas

Marenas está compuesto por 3 viñedos. El principal y donde se enclava el lagar, está situado en el Pago de Cerro Encinas, a una altitud de 350m en ladera, con orientación Este; con diferentes variedades, plantadas e injertadas a mano en 1998, que son: Montepilas, Monastrell, Tempranillo, Moscatel y Syrah.

Otro, también situado en Cerro Encinas, con misma altitud, pero orintado al Sur, y con pendiente aproximada al 20%. También con diferentes variedades, plantadas e injertadas a mano en 2017, que son: Montepilas, Monastrell, Pedro Ximénez, Moscatel y Petit Verdot, esta última, plantada en 2007.

El tercer viñedo está situado en el Pago de Río Frío Alto, (Sierra de Montilla) con altitud de 450m, y orientación Este. En un terreno más calizo aún que el de Cerro Encinas, Plantado e injertado a mano también, en 2007, con las variedades Pinot Negro y la cepa tradicional Pedro Ximénez; como curiosidad, se escogieron sarmientos para el injertado, de un viñedo antiguo y singular, de un clon de PX diferente.

Los terrenos en esta región son ondulados en forma de cerros y llanos. Los viñedos están situados en Montilla, en la comarca de la Campiña Sur Cordobesa, región del Valle del Guadalquivir, donde los terrenos predominantes son las conocidas albarizas.  El Pago Cerro Encinas es un terreno Franco-arenoso-arcilloso con un alto contenido en carbonatos y caliza activa, lo cual lo hace idóneo para el cultivo de la vid y proporciona unas uvas de alta calidad.

El clima mediterráneo, pero con buena influencia continental, que llega del Atlántico, en forma de aire y humedad, permite veranos cálidos y secos e inviernos cortos y no muy fríos, y ello garantiza una perfecta maduración natural.

La influencia del clima y la cantidad de horas de sol al año, hacen que el desarrollo vegetativo de las cepas, sea muy rápido, y ello provoca el adelanto de un mes, en la realización de la vendimia, con respecto a otras zonas.

Trabajo.
El respeto al medio ambiente en los métodos de cultivo que utilizamos, es la manera con la que trabajamos el viñedo, cuidarlo forma parte del objetivo de conseguir el mejor vino posible cada año. Nuestros vinos son verdaderos alimentos, y por eso trabajamos con métodos de cultivo racionales, y tradicionales, y no hacemos uso de productos químicos.

Nuestra principal aliada es nuestra experiencia, que hemos heredado generación tras generación y que nos permite intuir los por menores de cada cosecha. De esta manera se trabaja según las condiciones propias de cada variedad.

Trabajamos el suelo a partir de la hierba autóctona, que nos acompaña desde el año 2004, año que dejamos de labrar el viñedo. Con ello evitamos la erosión, que caracteriza los suelos de la región. La hierba cubre el terreno, y lo dota de biodiversidad. La variedad de flora e insectos es muy rica.  La hierba nos ayuda en la calidad de nuestros vinos, apareciendo mayor frescura y complejidad, teniendo en cuenta el lugar en el que nos encontramos. Al llegar el verano, se desbroza, con lo que dejamos el suelo cubierto y protegido del sol, para mantenerlo fresco.

La podas, que realizamos en invierno y primavera (en verde), son manuales y selectivas, con ellas trabajamos la formación continua, y también la higiene de la cepa. Los restos de poda son triturados y devueltos a la tierra como materia orgánica.

La vendimia empieza normalmente a principios del mes de agosto, con algunas variedades, y se alarga hasta final de septiembre, donde Montepilas pone el broche final cada vendimia.
La recolección de la uva es manual en cajas pequeñas, normalmente en las primeras horas del día, y ocasionalmente en vendimia nocturna, dependiendo de las temperaturas y del momento de cada variedad. La familia es la protagonista en la recogida. Nuestras manos, sensibles al deseo de hacer la mejor vendimia, consiguen recoger las uvas totalmente sanas y naturales. 

La bodega.

Marenas se sitúa junto al viñedo de Cerro Encinas. Desde la bodega tenemos unas vistas preciosas de la sierra de Montilla! y al fondo podemos ver la Cordillera Subbética y Penibética!. El paisaje rural de la comarca es excepcional.

Lo mismo que en el viñedo, la elaboración de los vinos se hace de forma natural, sin aditivos. Nuestra máxima es que nuestros vinos reflejen la autenticidad de la variedad, del terreno y del clima, y encontrar así la máxima expresión en el vino.

El lugar, el clima, el entorno y nuestra buena hierba, el trabajo en el viñedo y la sensibilidad, hacen posible unas uvas llenas de vida y que nos dirigen hacia el vino natural… y es el propio vino el que a su vez, nos enseña y dirige cada año, y aprendemos de él, también con naturalidad.

El resultado, «zumo de uva 100% fermentado»… son Vinos Naturales.