En estos primeros meses del año el trabajo en Marenas se amontona por todos lados. Con la poda del viñedo, con el trabajo en bodega, y con tantas otras cosas innumerables. Pero como otras veces también asistimos a unos de esos momentos más gratificantes, una nueva cata de Marenas.
Si añadimos que el público es de lo más simpático, el disfrute del momento es siempre mutuo. Y es que si hay un pueblo para mi lleno de buena gente, trabajador, y que derrocha salud y gracia por doquier, ese es Montalbán de Córdoba.
Y en Marenas se reunieron un grupo de montalbeños a catar algunos de los vinos de Marenas. Aunque tengo que decir que si los dejo se beben bien un palet de botellas, y cuando digo bien es porque una vez más, Marenas se bebió bien, y creo que a todos gustó y sorprendió, y a mí me encantó la compañía, que estuvo en todo momento atenta a las explicaciones, que parecían no acabar; para bien por supuesto, porque todos querían entender mi filosofía, y por eso intento responder siempre a todas las preguntas, porque no hay secretos cuando se habla de vinos nacidos de la verdad.
Hubo tiempo para la risa y también para la reflexión. Y tiempo para saborear la naturaleza de los vinos, y tiempo para ver su efecto cuando los tomamos; quizá no hubo tiempo por mi parte de agradecimiento, por eso desde estas líneas quiero dar las gracias de nuevo a todos los que asistieron a la cata, y extenderlas a todos aquellos amigos de Montabán que siempre están de una u otra forma, pendientes de Marenas, o lo que es lo mismo, pendientes de lo natural, de lo sencillo, de lo que no tiene secretos, de lo que sale de la verdad.
Con estas últimas palabras, a mi parecer, curiosamente os defino, y también os emplazo, en cualquier momento a volver a Marenas, y disfrutar de mis vinos.
Un abrazo a todo y salud!!!….